Entendemos a la iluminancia como la cantidad de luz emitida por una fuente de luminosa que llega a una superficie dada. Un lux se define como la esfera de luz proyectada por una fuente puntual de una candela sobre una superficie a un metro de distancia, entendiendo que la iluminación decrementa mientras la distancia entre la fuente de luz y el área iluminada aumenta. Es importante aclarar que el ojo humano no percibe la luz que llega a los objetos, percibimos únicamente la luz reflejada.
La luz puede dar una bienvenida visual... pero también sobrestimular o incluso cegar
Nos es familiar el deseo y la necesidad de controlar los niveles de iluminación de acuerdo a nuestras actividades diarias: leer, dormir, comer, etc... No obstante, la ausencia de luz es también una herramienta muy poderosa para producir ciertas percepciones. Con poca luz, la respuesta psicológica de nuestros ojos cambia para procesar niveles menores de luz.
El proceso de visión humana es tan simple como complicado: un objeto emite ondas de luz reflejadas (dentro del rango de espectro de luz visible, el cual ocurre entre los 380 y los 780 nanómetros), las cuales son atrapadas por nuestra cornea, luego nuestra pupila que se abre y cierra según la cantidad de luz, luego a través del cristalino, para llegar a la retina foto sensible, en donde los conos que nos permiten distinguir los colores, y los bastones que nos permiten ver en condiciones de muy poca luz, junto con los gangliones intrínsecamente foto sensitivos reciben la información que viaja por el nervio óptico donde el cerebro interpreta lo que vemos.
Por ejemplo, en un cine, los niveles de iluminación deben ser de mayor a menor mientras más nos introducimos a la tarea a desarrollar dentro del espacio. Por tanto, pasaremos de un nivel muy alto de iluminación en el exterior, mientras el nivel va reduciéndose al pasar por la entrada, el vestíbulo, los corredores, y al final la sala de proyección. Situación similar a la que ocurre en un teatro, aunque de manera mucho más compleja, ya que aquí no solo el espacio hasta el foro en sí debe provocar una transición, sino que el interior del teatro y el escenario se convierte en un espacio donde el estímulo de la percepción es fundamental. Aquí, las capas del espacio se ocultan o revelan por medio de la luz o el uso de pantallas (scrims).
Por otro lado, en un túnel vehicular extenso, pasaremos nuevamente de niveles muy altos en el exterior, a niveles muy bajos (prácticamente nulos si no existe luz artificial) en su interior. Debido a que la adaptación del ojo al pasar de mucha luz requiere de cierto tiempo, la estrategia de iluminación debe incurrir a atenuar de forma progresiva los niveles de iluminación a lo largo del túnel, de modo que se reduzca la posibilidad de cegarse al entrar, lo cual es una situación de mucho peligro... ¿alguna vez te habías preguntado por qué se pide que enciendas las luces del coche al entrar a un túnel o a un estacionamiento subterráneo?
La luz por sí sola puede crear un efecto de un espacio cerrado. Una fogata en una noche oscura forma una cueva de luz circunscrita por un muro de oscuridad – Steen Eiler Rasmussen, Historiador de arquitectura.
La luz y la oscuridad, polos opuestos, mucha luz versus poca o nula luz. No es coincidencia que ambos conceptos y su relación estén llenos de misticismo. El dios egipcio Ra, el ying y el yang, el ciclo solar de la tierra, el bien y el mal. Incluso se ha llevado a conceptos mucho más elevados: Kant decía que la era de la Ilustración fue la salida del ser humano de su auto provocada inmadurez.
Más luz no significa mayor seguridad, la oscuridad no es malvada, aunque sí puede desatar nuestros temores y fobias. Por lo tanto, la luz debe mantener a la gente segura, en un nivel adecuado, proveyendo orientación, jerarquía y comunicación.
La luz puede ser reflejada, absorbida o transmitida. Al reflejarse hace a las superficies visibles, mientras más luz se refleje, más brillante será la superficie. Mientras que más luz sea absorbida, más oscura parecerá. Al final hay que recordar que la luz es energía, y esta no se crea ni se destruye, solo se transforma.
La luz puede ser reflejada, absorbida o transmitida. Al reflejarse hace a las superficies visibles, mientras más luz se refleje, más brillante será la superficie. Mientras que más luz sea absorbida, más oscura parecerá. Al final hay que recordar que la luz es energía, y esta no se crea ni se destruye, solo se transforma.
La luz es buena: nos da vida, las plantas la requieren de sus rayos ultravioleta, los humanos requerimos exponernos al sol para tener un bienestar físico y psicológico.
La sustentabilidad de los luminarios no solo aplica para los términos anteriores, sino también para los procesos y materiales utilizados en su manufactura.
Otro punto fundamental presente hoy en día son los sistemas de control de la iluminación: desde atenuadores, fotoceldas, sensores de ocupación, hasta programación por horarios.
Y para conservar la energía luminosa, nunca olvidar apagar la luz donde no se ocupa, y como diseñadores, interpretar correctamente las normas para diseñar bajo los niveles adecuados en las áreas donde la luz se requiere.
Seamos aún más sustentables. En 1988 nació la International Dark-Sky Association (IDA), la cual aboga por la reducción de la iluminancia innecesaria en la promoción de la oscuridad para el bienestar psicológico, ecológico y estético. Al fin, la luna y las estrellas son los luminarios naturales de la noche.
La luz también es mala: quema, mata, las ondas absorbidas no son visibles, pero sí peligrosas, pudiendo dañar la materialidad de los objetos, la luz que no se controla o filtra correctamente causa daños foto químicos (decoloración) y foto mecánicos (degradación) a objetos y materiales.
En términos de energía luminosa y unidades de iluminación…
La eficacia, la medimos en lúmenes por Watt (lm/W). La vida útil se mide en horas. El costo real se mide entre el costo inicial versus los ahorros. La calidad de la luz emitida la medimos a través de la temperatura de color correlacionada (CCT) y el índice de reproducción cromático (CRI).
En términos de energía luminosa y unidades de iluminación…
La eficacia, la medimos en lúmenes por Watt (lm/W). La vida útil se mide en horas. El costo real se mide entre el costo inicial versus los ahorros. La calidad de la luz emitida la medimos a través de la temperatura de color correlacionada (CCT) y el índice de reproducción cromático (CRI).
La sustentabilidad de los luminarios no solo aplica para los términos anteriores, sino también para los procesos y materiales utilizados en su manufactura.
Otro punto fundamental presente hoy en día son los sistemas de control de la iluminación: desde atenuadores, fotoceldas, sensores de ocupación, hasta programación por horarios.
Y para conservar la energía luminosa, nunca olvidar apagar la luz donde no se ocupa, y como diseñadores, interpretar correctamente las normas para diseñar bajo los niveles adecuados en las áreas donde la luz se requiere.
Seamos aún más sustentables. En 1988 nació la International Dark-Sky Association (IDA), la cual aboga por la reducción de la iluminancia innecesaria en la promoción de la oscuridad para el bienestar psicológico, ecológico y estético. Al fin, la luna y las estrellas son los luminarios naturales de la noche.
Abstracto, textos y dibujos: Alex Carrillo
Con información de:
Perspectivas de la luz, entre la cultura y la tecnología. Por ERCO, e,
Iluminación arquitectónica, diseñando con luz y espacio. Por Hervé Descottes y Cecilia E. Ramos